​Cuando era pequeña me enseñaron que los médicos eran los que curaban, y yo no podía hacer nada. Ni tocarme donde me doliese, era malo. Si alguien se curaba de un cáncer, era un milagro, que ni los médicos podían hacer. Mucho ha llovido desde entonces, y se ha progresado en la medicina y en la salud, aunque todavía queda mucho por enseñar en los colegios y aprender.

Por ejemplo, me puedo tocar donde me duele, me va a aliviar. Las terminaciones nerviosas del tacto llegan antes al cerebro que las del dolor. Por eso cuando me pego un porrazo, me pongo instintivamente la mano en la zona del golpe. Sí, me puedo tocar y me ayuda.
Actualmente reconocemos que la salud no es sólo física, la ausencia de enfermedad.
La OMS ya reconoce a la salud como un estado de bienestar físico, emocional y mental.

¿Cómo puedo colaborar con los médicos para cuidar y obtener ese bienestar?

1) Alimentación: El primer médico reconocido, como padre de la medicina, fue Hipócrates, que ya decía: “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”, reconociendo así la influencia de éste en la salud. Igual lo hacen la medicina china y la ayurveda.

El fisiólogo Otto Warburg recibió el premio Nobel en el s. XX por demostrar que una alimentación que produce acidosis, con carencias de oxígeno y agua, lleva a la enfermedad. Mejor aparcar los procesados.

2) Ejercicio: Nuestras células necesitan oxígeno para mantenerse sanas. La energía nos entra en el cuerpo a través de la comida y del oxígeno. La dopamina la produce el cuerpo cuando hacemos ejercicio, y nos sube la autoestima. También reduce el estrés y da bienestar.

3) Pensamientos y emociones: Afectan en gran manera a nuestra salud y bienestar lo que pensamos y sentimos emocionalmente. La mayoría de las veces dejamos que dirijan nuestra vida en lugar de aprender a gestionarlos. Podemos hacer que nos ayuden a comprender lo que vivimos y actuar en cada situación, manejándonos con ellos. Nos causamos muchos miedos y debilitamos el sistema inmunológico.

Cuando aprendemos a empatizar y desempatizar nos facilitamos la vida mucho.

4) Autoestima: ¿Qué siento con lo que siento? Así la define Virginia Satir. La autoestima no es complacernos, crearnos una identidad artificial que resulta muy frágil y que se desmorona con facilidad. Reconocimiento, conciencia de mi misma, respeto y atender a mis necesidades cuando soy adulta. En la medida en que me acepto tal y como soy, lo que me gusta y lo que no me gusta de mi, más fácil me será manejarme y mejorará mi salud.

5) Pertenencia: Encontrar mi origen y mi lugar en la familia me da tranquilidad, puedo soltar ansiedad, y obtengo confianza en mí. Sentir que formo parte de un grupo, y reconozco a la vez mi individualidad. La soledad es muy relativa.

6) Vivir en el presente: Nos ayuda a ser conscientes de nuestro cuerpo actuando con los límites que nos marca el cansancio, y podemos cuidarnos más fácilmente. El cuerpo es muy sabio y tiene unas capacidades que los humanos no hemos podido igualar técnicamente. Atenderlo para dejarle hacer su trabajo en condiciones. Nos exigimos generalmente demasiado. En Valencia hay un dicho: “Después del 1 el 2”. Centrémonos en lo que estamos haciendo ahora.

7) Estrés: Necesitamos soltarlo al final del día por lo menos. El estrés mantenido nos lleva a la enfermedad. Y en extremos puede que a la muerte. Necesitamos descansar. Hay quien lo llama ser vago, aburrirse, con el nombre que hayamos elegido, se trata de dejar de hacer. El sistema nervioso simpático entonces deja de actuar y se pone a funcionar el sistema parasimpático que se ocupa de relajar los órganos y otras tareas saludables.

8) Sueño: Colabora en la tarea de sanar. Todos hemos podido comprobar cómo se cura más rápido una gripe cuando me permito acostarme y descansar. Si trato de seguir en pie, voy a recaer y agotar el cuerpo.

Conviene en general y paradójicamente, soltar el cansancio antes de meternos en la cama. Algo de yoga, sacudir el cuerpo, sentir que lo relajamos y soltamos las tensiones del día, nos ayuda a dormir más profundamente.

Posiblemente me he dejado más de un tema por tratar. Y los que he escrito apenas los he nombrado, con la idea de resaltar que podemos hacer algo más.

No pretendo ir de curandera. Sólo busco, para mí y los demás, crear un ambiente y un estado que facilite la salud. Vivimos en un mundo cambiante, de probabilidades. Y según lo que elegimos hacer estamos apostando por vivir con menos salud o con más salud y bienestar.

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