La frustración surge cuando no vivimos el presente y nos encontramos bloqueados en ese ir hacia el futuro. Tenemos un objetivo, un ideal, unas expectativas que tratamos de conseguir.
Quizás alguien nos dijo de pequeños que podríamos conseguir en la vida todo lo que quisiéramos.
Y de repente descubro que estoy bloqueada.
Me surge impotencia, rabia, vacío, tristeza, uffff. Las emociones me hacen sentir perdida, sin salida, son envolventes, atemporales.
Cuidado, puedes entrar en depresión.

¿Cómo puedo salir de aquí?

– Tiro la toalla, y dejo perder lo que quiero.
– Intento conseguir todavía mi objetivo y aumento la rabia, energía para la acción, para poder con ese obstáculo.
– O me detengo y analizo que está pasando. Esta es, sin duda, la mejor opción. Lleva también un aprendizaje para futuras ocasiones.

EMPIEZO POR CONTROLAR LA EMOCIÓN

Para analizar la situación es necesario, antes que nada, calmar mis emociones:

-Me centro. Respiro hondo, reconozco la emoción, siento mi cuerpo, vuelvo al presente, al aquí y ahora.
-No hay éxitos ni fracasos, sólo resultados. No juzgo, no clasifico.
-No vivimos en un mundo de certezas, sino de probabilidades de que ocurran las diferentes situaciones.
Si voy con expectativas, sólo admito un “si” como resultado. Si vivo en un mundo de posibilidades, admito que el resultado puede ser “si o no”. Estoy más dispuesto a aceptar cualquier resultado.
-Dejo de hacer lo que estaba haciendo y observo. Puede ser la solución.

“Juana esta ayudando con los estudios a su hijo de 8 años. Está explicando las matemáticas cuando se da cuenta que Daniel esta resbalando hacia abajo en el banco. Sube el tono de la voz tratando de espabilarle, pero resbala más hacia abajo. Vuelve a intensificar la voz y esta vez ya llega al borde. El niño está a punto de irse al suelo. Se calla Juana, no sabe qué más puede hacer.

Y para su sorpresa en ese momento Dani corrige la postura, se sienta bien en el banco y le dice: “Dime mamá”.
Juana estaba haciendo por los dos. 

MIEDOS QUE PUEDEN BLOQUEAR

Miedo al cambio, a lo desconocido, a algo nuevo.
Miedo a equivocarme.

Estos son los principales miedos que suelen bloquear.
El miedo a equivocarme y el afán de perfeccionismo me autoexige mucho y distorsiona la realidad. Cualquier defecto lo hago mucho más grande.
¡Sólo puedo aprender un idioma equivocándome!
Necesito darme permisos, relajar la exigencia y hacer lo mejor posible con los recursos de que dispongo en ese momento.
Los recursos pueden disminuir los miedos. Saber con qué gente cuento, prepararme y adquirir los conocimientos y la experiencia que necesito, confiar más en mí y mis posibilidades, mi estado de animo, mi capacidad de resiliencia, dinero, lo que necesite para el objetivo, me permite medir mis pasos, y ajustarlos al ritmo que necesito.
Puedo controlar el grado de miedo.
El miedo al cambio me puede crear problemas de ajuste a una realidad que es cambiante. Y acaba siendo un problema la inadaptación.
Si me permito ser valiente y cobarde, podré actuar en cada momento, a pesar de mi miedo, en la dirección que la situación requiera. Deja de juzgarme y de juzgarte.

 ANALIZO LA SITUACIÓN

 No soy de tirar la toalla a la primera, así que me paro, respiro, reconozco la emoción, se calma, y observo la situación.
Me puedo dar cuenta de que, tal como he estudiado:

Intentar algo no es lo mismo que hacer. Intentar es solamente poner energía para la acción. Pero a veces no pasamos a la acción y, en cambio, nos creemos que hemos hecho algo.
Haz o no hagas. Intentalo tres veces, marca un límite y reconoce la diferencia. Ahorrarás energía
No podemos tener algo para ayer o para ¡ya! Es tarde para eso.
Por lo menos será para dentro de un rato. Además es mejor buscar el momento oportuno para actuar o decir algo. La posibilidad de obtener lo que quieres aumenta.
-Hacer más de lo mismo lleva a obtener más de lo mismo. Si deseamos un resultado diferente necesitamos hacer algo diferente.
-Hay creencias muy generales que nos pueden estar limitando:
“No lo puedes tener todo”, “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, “Siempre falta algo”, “puedes conseguir lo que quieras”. Quizás no.
-Durante cualquier inicio en una actividad sentimos inseguridad.
Acéptala. Es muy sana, ya que me permite prestar más atención a los detalles, bajar el ritmo, ver posibilidades y regular el avance. Aprender.
A medida que aprendo, la inseguridad disminuye y aumenta progresivamente la seguridad.
La imaginación no es la realidad. La mente construye en la imaginación fácilmente. Pero la realidad requiere por lo general un esfuerzo físico que no hemos tenido en cuenta.

“Pepe está diseñado su jardín. Se imagina cómo va a quedar. Cuenta las plantas que necesita: 40 y se va al vivero a comprarlas. Vuelve con 4 cajas, y cuando las descarga, se da cuenta de su error. No se ha preguntado cuántas plantas estaba dispuesto a plantar.

Se le quitan las ganas de seguir, la ilusión, y la mitad de las plantas se secan en la caja.”

 

-El objetivo ha de ser iniciado por uno mismo. No se puede poner un objetivo en otra persona salvo que le esté pagando un sueldo o sea mi hijo.

“Quiero que me entienda”, “Quiero que aprenda”, “Quiero convencer” “Quiero que corresponda a lo que yo hago”….¿lo has pactado antes? ¿Qué estás dando por hecho?

No podemos mandar a otro adulto, ¡va a rebotarse en contra!
Ni siquiera podemos mandarnos a nosotros mismos, da mucho malestar.

BOICOTEO MIS INTENCIONES

Este es el caso más frecuente de bloqueo, mandarme:

Me digo que tengo que hacer algo y nunca encuentro el momento.
Hay que recoger la habitación y en lugar de hacerlo me tumbo a ver una serie.
Me mando (tengo, debo, hay que,…) con verbos que indican obligación o imperativos. Y no obedezco. Paso de que me den ordenes. A veces no me contesto, ni siquiera discuto conmigo mismo. Simplemente no lo hago.
Exigirme es el camino que me queda, pero me impedirá disfrutar del camino.
Pregúntate si quieres hacer eso que te obligas, y haz acuerdos contigo mismo.

“Debería estar estudiando las oposiciones pero me voy a correr…¿quiero estudiar? No, estoy harta de tantas horas sentada. ¿Y si me levanto cada hora un rato? ¿Y si me pongo música que me acompañe en el estudio? También podría añadir una foto que me relaje la vista cuando levanto la cabeza. Y una foto con mis compañeros de oposición. Como voy a estudiar bastantes meses, me puedo buscar una silla ergonómica que me permita una buena postura. Vale, me pongo a estudiar y me voy después a correr.”

Ganas en flexibilidad, recursos y bienestar.

ME PREGUNTO Y BUSCO RESPUESTAS

¿Quiero hacerlo? ¿Lo necesito?¿Me apetece?
¿Es un objetivo posible de obtener?¿Alguien lo ha conseguido antes?
¿Por qué quiero el objetivo? ¿Para qué lo quiero?
¿Cómo se produce el bloqueo? Esta pregunta es la más importante porque me da la sucesión de pasos que he seguido, un encadenamiento de acontecimientos que me facilita localizar el problema.
¿Qué efecto produce en los demás y en los acontecimientos lo que yo hago?

TOMO UNA DECISIÓN

En la frustración hay un impulso hacia el futuro.
Quizás el objetivo ya ha caducado, sólo era un sueño del pasado, tuyo o de algún progenitor, que en este momento ya no necesitas en tu vida.
Actualízate, vive desde el presente.

El pasado ya pasó, el futuro no ha llegado y sólo en el presente puedes hacer algo para ir avanzando.

Abrir chat
¡Hola! ¿En qué te puedo ayudar?...
Puedes conectar conmigo a través del WhatsApp