DE UNA INSEGURIDAD BUENA A UNA SEGURIDAD BUENA

Es mi primer día en un nuevo trabajo. Me siento insegura ante la novedad. No lo oculto. Llego con unos pocos conocimientos, y menos experiencia.
Miro a mi alrededor con más atención e interés de lo habitual, y a mis nuevos compañeros de trabajo.
Voy despacio porque así puedo recoger más información. Aprendo con facilidad y comparto con mi equipo.
Si fuera con la seguridad de saberlo todo, no pillaría ni la mitad. No estaría tan receptiva.
He apagado el “piloto automático” con el que iba al trabajo anterior.
¿Estoy cómoda? No, hay muchas novedades. No son malas, son nuevas y requieren que salga de mi zona de confort.

Acaba el día y hoy ya me llevo algo de experiencia y conocimientos.
Mañana más.
Día a día mi inseguridad va disminuyendo porque mi experiencia y conocimientos van aumentando. Así que mi seguridad también aumenta.
Es una buena seguridad porque se apoya en los conocimientos que traía y la experiencia adquirida.

UNA INSEGURIDAD INSANA CAUSADA POR UNA SEGURIDAD FALSA.

Es el primer día de mi nuevo trabajo, me siento insegura. Desconfío de los demás, no les conozco. Puede que no les caiga bien. Llego sin conocimientos suficientes y sin experiencia.
No me gusta sentirme insegura, ni que me vean así. Voy a disimularlo y haré como si ya lo supiera todo.
Lo llaman el síndrome del impostor. Me da igual, nadie lo sabe aquí.

Consigo moverme y actuar como una persona muy segura, pero cada día vivo con el miedo y el sobre-esfuerzo de disimular lo que no sé.
Me resulta muy difícil aprender, o fijarme en cómo lo hacen los demás.
Y estoy muy preocupada por aparentar qué sé y que soy simpática y agradable, pero llevo mucha inseguridad en mi interior.
No me planteo aprender, conocer a los demás, hacer lo que me ayudaría a estar más segura y a gusto con mis compañeros. Yo misma me he empezado a creer el papel.
Mi malestar e inseguridad se van a eternizar. Pero eso sí, aparento estar muy segura.

UNA SOCIEDAD DE APARIENCIAS

Estamos en una sociedad que valora las apariencias por encima de la salud y el bienestar.
Nos inventamos. Se me ocurre una idea, me viene una imagen clara de cómo podría estar, o ser, y me creo el personaje.
Me siento segura de que yo ya puedo ser terapeuta después de un curso de fin de semana.
El lunes ya estoy comprándome “una mesa de terapeuta”, alquilando un despacho.
Me hago una página web, y a trabajar de terapeuta. Me leo unos libros que repito en un podcast, o en Instagram ¡doy buena imagen! No me preparo más, ¡me siento segura!
Pero es sólo una imagen vacía.

Es demasiado frecuente. Y lo he encontrado en terapias, en peluquerías, en pequeños negocios haciendo más mal que bien y que acaban hundiéndose. Abusan de amigos y familiares para arrancar, y se acaban distanciando.
Supone la pérdida del trabajo, de la casa, de los hijos por no poder mantenerlos. ¿Vale la pena el riesgo?

El camino hacia la seguridad sana, que nos da bienestar y tranquilidad, es a través de unos conocimientos suficientes para empezar y una experiencia que los acompaña. No tengas miedo a mostrar que estás aprendiendo. Todos lo hacemos.
Puede llevarnos hasta la maestría.

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