¿Cuándo? Ya.
¿Dónde? Aquí, ahora.
Deja que pasen las emociones y los pensamientos.
Vive el presente cuando sientas el dolor de una pérdida .
Te sanará.
Deja pasar lo que podría haber sido. Ya no lo será.
Deja pasar los recuerdos también. Tanto los buenos, la melancolía, como los malos, están anclados en el pasado y te deprimirán.
PERMÍTETE ECHAR DE MENOS
Date permiso para echarle de menos y sentir que te falta. Al principio será así. Su ausencia, ese vacío que llega. Ya no está, ni quizás volverá.
Añoras un mensaje, una conversación, un abrazo, un contacto que ya no es posible.
También hubo momentos malos, y su recuerdo está ahí.
El enfado que te llega, te hace más fácil dejar de idealizarlo. No todo era tan bueno, era humano. No le conviertas en un dios ni en una diosa.
Ese enfado te ayuda a permanecer aquí y darte cuenta de que la vida continúa, no se ha acabado todo.
NO SE OLVIDAN LAS PERSONAS
La experiencia permanece cuando ya no está esa persona y es parte de tí. Te queda lo que te enseñó de la vida, lo que aprendiste de esa relación en esos años compartidos.
No olvidamos a los seres que quisimos. Con el tiempo sólo pasa el dolor de la separación, y los recuerdos son más tranquilos.
PUEDES SEGUIR HABLÁNDOLE
Puedes seguir expresándole lo que sientes, aunque no esté. No sabes dónde ha ido, solo que no está aquí.
Escríbele y dile que le sigues queriendo, es tu querer.
Escríbele y dile lo que quedó pendiente, en el aire, sin expresar.
Escríbele y lee lo escrito después. Así conocerás lo que sientes.
Deja que pasen los recuerdos, pensamientos y emociones y permítete vivir en el presente, seguir viviendo un tiempo más.
No dejes que se apodere de tu vida alguien que ya no está.