Hubo un tiempo en el que los valores eran nuestra guía. La responsabilidad, la sinceridad, la coherencia, ser buena persona, el respeto a los demás y a las cosas, la paz mundial, erradicar el hambre en el mundo. “Di la verdad”, “sé una persona de bien”, “valora los buenos amigos”, eran cosas que los padres decían a los hijos y que los hijos hacían o no, pero ahí estaba la guía por si lo necesitabas.

Ha pasado de moda. La moda ahora es la “libertad”: “sé libre, haz lo que quieras”. Y te quedas con miedo por la falta de límites y dirección, sin saber qué hacer. Es algo así como cuando te dicen “pórtate bien” en un sitio en el que nunca has estado y no sabes qué se puede hacer y qué no.

¿Qué hemisferio nos dirige?

Estamos en un tiempo en el que las emociones parece que van por delante. Y como las emociones son atemporales, del hemisferio derecho, son caóticas, no hay un antes y después, no sirven para organizar el tiempo ni dirigir.

En un mundo caótico en el que te dicen “guíate por el corazón” vas a parar a un amor dependiente que no te funciona. O cuando los gobiernos tratan de dirigir a través del miedo sometiendo a los ciudadanos. Cuando te dicen que no has de pegar, ni siquiera defenderte cuando te pegan, pero la mayoría de videojuegos y películas son de guerras y agresividad.

Las personas dejan de hacer eso que se llamaba “razonar”, y las cosas pierden su lógica, coherencia y sentido.

Estas características corresponden al hemisferio izquierdo, que tiene conciencia del paso del tiempo, de la organización, de la discriminación (la capacidad de reconocer las diferencias, que también las hay). Estas y otras son cualidades necesarias para dirigirse y hacer proyectos de futuro.

Antes, cuando a uno le preguntaban qué quería ser de mayor, podía elegirlo. Y luego estudiar y prepararse para ir a por ello y hacer de su afición o juego una profesión.

En un mundo caótico es poco probable. Apenas aprendes a leer y a escribir, y redactar se convierte en un corta y pega. Estudias un montón de materias, cada vez más, y la mayoría no te van a servir. Pero que te agobian tanto que pierdes la curiosidad y el interés. Empiezas a trabajar en lo que encuentras, pocas veces puedes elegir. Y acabarás trabajando en algo posiblemente muy distinto.

Un mundo caótico tiene gente gobernando sin principios ni valores de los que estar orgulloso. Un trabajo mucho más sencillo como limpiacristales necesita un curriculum y una experiencia mientras que llegar al gobierno sólo necesita que sepas camelar a la gente necesaria.

Un mundo caótico tiene valores pero no suelen nombrarse entre otras cosas porque no somos consciente de cuáles son.

¿Qué es lo que dirige nuestros actos? ¿Qué intención guía lo que dices al otro? El miedo, el amor, dinero, el poder, la libertad, la sensibilidad, la superación, ¿de ti mismo?, ¿de los demás?

No somos conscientes de lo que nos guía, ni de quiénes nos guían.

¿Quién sale beneficiado de lo que estás haciendo?¿Obtienes lo que te mereces en relación a tu trabajo?

Estamos en un mundo muy insatisfecho porque no lo vivimos de una forma completa, plena. Lo de antes puede ser tan válido como lo de ahora.

Guiarnos por la moda puede llevarnos al absurdo.

Los valores conocidos y que estabilizan pueden ir de la mano de las emociones.

Y aunque podamos parecernos todos, no somos iguales.

Elijamos nuestra vida.

Esto también pasará.

Marta Vidal Ginestal- Psicóloga en Valencia y Torrente

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